MADRID – A un año de la caída de Hosni Mubarak, y mientras el mundo árabe sigue agitado por levantamientos populares, está cada vez más claro que Europa no puede quedarse de brazos cruzados. Las incesantes protestas evidencian la necesidad urgente de que la Unión Europea renueve su compromiso con el conjunto de la región y, en particular, con los países del Mediterráneo meridional y oriental vecinos de la Unión.
MADRID – A un año de la caída de Hosni Mubarak, y mientras el mundo árabe sigue agitado por levantamientos populares, está cada vez más claro que Europa no puede quedarse de brazos cruzados. Las incesantes protestas evidencian la necesidad urgente de que la Unión Europea renueve su compromiso con el conjunto de la región y, en particular, con los países del Mediterráneo meridional y oriental vecinos de la Unión.