BERKELEY – En fecha anterior de este año, Robert Symons, de la Escuela de Administración de Empresas de Harvard, lanzó una acusación despiadada a las empresas y escuelas de administración de empresas americanas. Sostuvo que las empresas americanas se habían vuelto faltas de juicio e incapaces de centrarse y habían dejado de ser competitivas, en parte porque las escuelas de administración de empresas estaban convenciéndolas para que adoptaran una larga lista de valores nebulosos y halagadores de su buena conciencia, como, por ejemplo, la responsabilidad social, la sostenibilidad medioambiental y la lucha contra la exclusión.
BERKELEY – En fecha anterior de este año, Robert Symons, de la Escuela de Administración de Empresas de Harvard, lanzó una acusación despiadada a las empresas y escuelas de administración de empresas americanas. Sostuvo que las empresas americanas se habían vuelto faltas de juicio e incapaces de centrarse y habían dejado de ser competitivas, en parte porque las escuelas de administración de empresas estaban convenciéndolas para que adoptaran una larga lista de valores nebulosos y halagadores de su buena conciencia, como, por ejemplo, la responsabilidad social, la sostenibilidad medioambiental y la lucha contra la exclusión.