MADRID – Ahora que las aguas se han calmado tras el esperado viaje del Presidente Barack Obama a Israel, es posible analizar su significado. La primera visita al extranjero de un segundo mandato tiene, sin lugar a dudas, importantes implicaciones para la política exterior de los EE.UU.; sin embargo, este periplo a Israel no ha materilizado el avance en política exterior que muchos esperaban. Por el contrario, a diferencia de sus predecesores que apostaron en su segunda presidencia por crear un legado de política exterior, el interés de Obama se centra en garantizar una herencia nacional.
MADRID – Ahora que las aguas se han calmado tras el esperado viaje del Presidente Barack Obama a Israel, es posible analizar su significado. La primera visita al extranjero de un segundo mandato tiene, sin lugar a dudas, importantes implicaciones para la política exterior de los EE.UU.; sin embargo, este periplo a Israel no ha materilizado el avance en política exterior que muchos esperaban. Por el contrario, a diferencia de sus predecesores que apostaron en su segunda presidencia por crear un legado de política exterior, el interés de Obama se centra en garantizar una herencia nacional.