CIUDAD DE MÉXICO – La inminente visita de Barack Obama a Cuba será sin duda un momento histórico: es la primera vez en 88 años que un presidente estadounidense en funciones pondrá pie en la isla. Pero más allá de los superlativos con que se evalúe este intento de Obama de poner broche de oro a su legado, conviene mirar con pragmatismo las implicaciones prácticas que tendrá la visita para Estados Unidos y para Cuba.
CIUDAD DE MÉXICO – La inminente visita de Barack Obama a Cuba será sin duda un momento histórico: es la primera vez en 88 años que un presidente estadounidense en funciones pondrá pie en la isla. Pero más allá de los superlativos con que se evalúe este intento de Obama de poner broche de oro a su legado, conviene mirar con pragmatismo las implicaciones prácticas que tendrá la visita para Estados Unidos y para Cuba.