NUEVA YORK – En septiembre de 2008, la economía global y el sistema financiero se vieron arrasados por un terremoto, cuyo epicentro se produjo en Estados Unidos. Era el fin de la administración Bush. Faltaban dos meses para la elección presidencial. El momento, desde el punto de vista de la gestión de crisis, no podría haber sido peor.
NUEVA YORK – En septiembre de 2008, la economía global y el sistema financiero se vieron arrasados por un terremoto, cuyo epicentro se produjo en Estados Unidos. Era el fin de la administración Bush. Faltaban dos meses para la elección presidencial. El momento, desde el punto de vista de la gestión de crisis, no podría haber sido peor.