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No hay tiempo para la complacencia

LONDRES – Después de años de rápido crecimiento, los países de Europa del este han resultado especialmente afectados por la crisis financiera mundial. Algunos requirieron miles de millones de dólares de apoyo internacional. Incluso aquellos países que estaban mejor preparados tuvieron que tomar conciencia desafortunadamente de los efectos secundarios de la crisis: los mercados de exportaciones colapsaron, los precios de las materias primas cayeron y los mercados de crédito se achicaron.

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