MOSCÚ – ¿Recuerda usted el año 2007? Rusia comenzaba a mostrarse nuevamente como una potencia mundial. Su economía crecía a una tasa anual récord del 8,5%. La vida política se había estabilizado. El apoyo al presidente Vladimir Putin era exorbitante. La rebelión chechena, que ya tenía una década de duración, aparentemente había sido suprimida. Y, como guinda de este pastel, el Comité Olímpico Internacional adjudicó la sede de los Juegos de Invierno del año 2014 a Sochi, un centro turístico ubicado en la costa del Mar Negro de Rusia.
MOSCÚ – ¿Recuerda usted el año 2007? Rusia comenzaba a mostrarse nuevamente como una potencia mundial. Su economía crecía a una tasa anual récord del 8,5%. La vida política se había estabilizado. El apoyo al presidente Vladimir Putin era exorbitante. La rebelión chechena, que ya tenía una década de duración, aparentemente había sido suprimida. Y, como guinda de este pastel, el Comité Olímpico Internacional adjudicó la sede de los Juegos de Invierno del año 2014 a Sochi, un centro turístico ubicado en la costa del Mar Negro de Rusia.