WASHINGTON, D.C. – A lo largo del último cuarto de siglo, la economía mundial ha disfrutado de un notable período de crecimiento estable y baja inflación. La llamada “gran moderación” dio a las autoridades una falsa sensación de seguridad sobre su capacidad para gestionar la economía y abordar las crisis financieras, pero, cuando la gran moderación experimentó la metástasis de la gran recesión, salieron a la luz los errores fatales del pensamiento establecido. Uno de los más notables fue el de lo deficientemente que entendíamos las vinculaciones entre el sistema financiero y la economía en sentido más amplio, además de las vinculaciones entre los países.
WASHINGTON, D.C. – A lo largo del último cuarto de siglo, la economía mundial ha disfrutado de un notable período de crecimiento estable y baja inflación. La llamada “gran moderación” dio a las autoridades una falsa sensación de seguridad sobre su capacidad para gestionar la economía y abordar las crisis financieras, pero, cuando la gran moderación experimentó la metástasis de la gran recesión, salieron a la luz los errores fatales del pensamiento establecido. Uno de los más notables fue el de lo deficientemente que entendíamos las vinculaciones entre el sistema financiero y la economía en sentido más amplio, además de las vinculaciones entre los países.