Los disturbios en Budapest, provocados por la filtración de videos en los que se ve al Primer Ministro Ferenc Gyurcsany admitir abiertamente que su gobierno había mentido por más de un año sobre lo mal que están las finanzas del país, no son sino la última prueba de que las cosas están muy mal en Europa oriental.
Los disturbios en Budapest, provocados por la filtración de videos en los que se ve al Primer Ministro Ferenc Gyurcsany admitir abiertamente que su gobierno había mentido por más de un año sobre lo mal que están las finanzas del país, no son sino la última prueba de que las cosas están muy mal en Europa oriental.