Cientos de miles de rumanos aclamaron al Presidente Bush cuando nos dio la bienvenida a la OTAN, y éramos sinceros. Al igual que cuando aclamamos a Nicolae Ceausescu, tanto cuando se dirigía a la nación como cuando fue ejecutado. Somos buenos para aclamar. Para lo que no somos buenos es comprender qué estamos aclamando. Nuestra nueva calidad de miembros de la OTAN suena genial, pero realmente no sabemos por qué.
Cientos de miles de rumanos aclamaron al Presidente Bush cuando nos dio la bienvenida a la OTAN, y éramos sinceros. Al igual que cuando aclamamos a Nicolae Ceausescu, tanto cuando se dirigía a la nación como cuando fue ejecutado. Somos buenos para aclamar. Para lo que no somos buenos es comprender qué estamos aclamando. Nuestra nueva calidad de miembros de la OTAN suena genial, pero realmente no sabemos por qué.