SANTIAGO – Supongamos dos países, A y B. A tiene un déficit fiscal de poco más del 5% del PIB, mientras que el de B alcanza al 9%. Todavía más, hasta hace poco la deuda pública de A apenas excedía el 50% del PIB, mientras que la de B ha ido aumentando y pronto llegará al 90%.
SANTIAGO – Supongamos dos países, A y B. A tiene un déficit fiscal de poco más del 5% del PIB, mientras que el de B alcanza al 9%. Todavía más, hasta hace poco la deuda pública de A apenas excedía el 50% del PIB, mientras que la de B ha ido aumentando y pronto llegará al 90%.