TOKIO – Hay algo raro y preocupante en la opinión consensual de la comunidad internacional sobre el próximo tercer plenario del décimo octavo comité central del Partido Comunista de China (PCC). En vísperas del cónclave, que tendrá lugar del 9 al 12 de noviembre, la atención del mundo parece estar puesta sobre todo en el aspecto técnico de las reformas políticas que se consideran esenciales para reestructurar la economía estatista china y darle un nuevo impulso a su crecimiento. Se hacen preguntas como: ¿Flexibilizará el gobierno los tipos de interés y los controles de capitales? ¿Qué cambios se le harán al sistema fiscal? ¿Habrá reformas sobre el uso de la tierra?
TOKIO – Hay algo raro y preocupante en la opinión consensual de la comunidad internacional sobre el próximo tercer plenario del décimo octavo comité central del Partido Comunista de China (PCC). En vísperas del cónclave, que tendrá lugar del 9 al 12 de noviembre, la atención del mundo parece estar puesta sobre todo en el aspecto técnico de las reformas políticas que se consideran esenciales para reestructurar la economía estatista china y darle un nuevo impulso a su crecimiento. Se hacen preguntas como: ¿Flexibilizará el gobierno los tipos de interés y los controles de capitales? ¿Qué cambios se le harán al sistema fiscal? ¿Habrá reformas sobre el uso de la tierra?