PRINCETON – La opinión generalizada la semana pasada sobre si Siria cumpliría el plan de cese el fuego del ex Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan era la de que dependía de Rusia. Estábamos volviendo a la política de la Guerra Fría, en la que Occidente era reacio a recurrir a la fuerza y Rusia estaba dispuesta a seguir armando y apoyando a su satélite. Así, pues, Rusia tenía la mejor baza: la de elegir la presión que estaba dispuesta a ejercer sobre el Presidente de Siria, Bashar Al Asad, para que cumpliera el plan.
PRINCETON – La opinión generalizada la semana pasada sobre si Siria cumpliría el plan de cese el fuego del ex Secretario General de las Naciones Unidas Kofi Annan era la de que dependía de Rusia. Estábamos volviendo a la política de la Guerra Fría, en la que Occidente era reacio a recurrir a la fuerza y Rusia estaba dispuesta a seguir armando y apoyando a su satélite. Así, pues, Rusia tenía la mejor baza: la de elegir la presión que estaba dispuesta a ejercer sobre el Presidente de Siria, Bashar Al Asad, para que cumpliera el plan.