Una cura holandesa para la enfermedad holandesa

STANFORD – Son muy pocos los gobiernos que le ponen un freno a los estados benefactores inflados de sus países antes de que el desastre golpee a la puerta. En consecuencia, algunos ciudadanos llegan a sufrir el equivalente económico de un ataque cardíaco: una caída dolorosa del nivel de vida en tanto son victimizados por el fin de juego de programas insostenibles. Grecia y la ciudad de Detroit son sólo los ejemplos lúgubres más recientes.

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