WASHINGTON, DC – Desde que existe la comunicación de masas ha habido desinformación y propaganda. Lo que ha cambiado es su velocidad y escala. Las plataformas de redes sociales han intensificado la difusión de las seudociencias y las teorías conspirativas, amenazando las instituciones democráticas de nuevas y aterradoras maneras. Basta solamente con escribir “Rusia” y “Trump” en Google para ver el impacto de las llamadas noticias falsas sobre la democracia. Pero puede que la mejor manera de luchar contra la desinformación sea seguir el ejemplo de Ucrania, país que ha enfrentado su propia lluvia de engaños financiados por Rusia.
WASHINGTON, DC – Desde que existe la comunicación de masas ha habido desinformación y propaganda. Lo que ha cambiado es su velocidad y escala. Las plataformas de redes sociales han intensificado la difusión de las seudociencias y las teorías conspirativas, amenazando las instituciones democráticas de nuevas y aterradoras maneras. Basta solamente con escribir “Rusia” y “Trump” en Google para ver el impacto de las llamadas noticias falsas sobre la democracia. Pero puede que la mejor manera de luchar contra la desinformación sea seguir el ejemplo de Ucrania, país que ha enfrentado su propia lluvia de engaños financiados por Rusia.