NUEVA YORK – El último par de años no han sido buenos para la libertad de expresión. Los gobiernos de Polonia, Hungría y Turquía se han vuelto cada vez más autoritarios y -como los líderes en los Balcanes, China y Rusia- están cada vez más ansiosos por controlar el discurso público. También en Estados Unidos el presidente Donald Trump es implacable en sus intentos por desacreditar a los medios, y no hay antecedentes de una administración tan inaccesible a la prensa.
NUEVA YORK – El último par de años no han sido buenos para la libertad de expresión. Los gobiernos de Polonia, Hungría y Turquía se han vuelto cada vez más autoritarios y -como los líderes en los Balcanes, China y Rusia- están cada vez más ansiosos por controlar el discurso público. También en Estados Unidos el presidente Donald Trump es implacable en sus intentos por desacreditar a los medios, y no hay antecedentes de una administración tan inaccesible a la prensa.