LONDRES – Todo país está formado por su historia, pero los países inventan y reescriben sus historias también. La historia de cómo llegamos a ser como somos tiene que adaptarse a nuestro sentido tribal de solidaridad y nuestros logros. Exageramos nuestros triunfos y virtudes, ponemos a los villanos afuera, disimulamos nuestras falencias. Todo esto hace que el estudio de la historia sea potencialmente revolucionario, y enormemente valioso. Los buenos historiadores nos incitan a ser honestos acerca de nosotros mismos y destruyen nuestros autoengaños.
LONDRES – Todo país está formado por su historia, pero los países inventan y reescriben sus historias también. La historia de cómo llegamos a ser como somos tiene que adaptarse a nuestro sentido tribal de solidaridad y nuestros logros. Exageramos nuestros triunfos y virtudes, ponemos a los villanos afuera, disimulamos nuestras falencias. Todo esto hace que el estudio de la historia sea potencialmente revolucionario, y enormemente valioso. Los buenos historiadores nos incitan a ser honestos acerca de nosotros mismos y destruyen nuestros autoengaños.