¿Están condenadas las ciencia y la religión a una enemistad mutua? Todo chico aprende en la escuela cómo Galileo fue obligado a arrodillarse y abjurar de su creencia de que la tierra gira alrededor del sol, o cómo la Iglesia se alzó nuevamente en 1859, cuando Charles Darwin publicó
El origen de las e
species, donde argumentaba que todos los organismos vivientes, incluidos los seres humanos, eran el resultado de un largo y lento proceso de evolución. Hoy, especialmente en los Estados Unidos, muchos cristianos (los llamados "creacionistas") aún plantean que los orígenes de la humanidad se deben buscar en los primeros capítulos del Génesis, no en las investigaciones científicas.
¿Están condenadas las ciencia y la religión a una enemistad mutua? Todo chico aprende en la escuela cómo Galileo fue obligado a arrodillarse y abjurar de su creencia de que la tierra gira alrededor del sol, o cómo la Iglesia se alzó nuevamente en 1859, cuando Charles Darwin publicó El origen de las e species, donde argumentaba que todos los organismos vivientes, incluidos los seres humanos, eran el resultado de un largo y lento proceso de evolución. Hoy, especialmente en los Estados Unidos, muchos cristianos (los llamados "creacionistas") aún plantean que los orígenes de la humanidad se deben buscar en los primeros capítulos del Génesis, no en las investigaciones científicas.