En octubre, centenares de millones de personas de todo el mundo se enteraron de la existencia de un niño de un año de edad de Malawi, llamado David. Un mes antes, muchos de esas personas nunca habían oído hablar –podemos afirmarlo sin miedo a equivocarnos- de su país natal, nación africana sin litoral de unos 13 millones de habitantes, que limita con Mozambique, Zambia y Tanzania. De repente, David pasó a ser el malawi mejor conocido en el mundo, porque tuvo la suerte de ser adoptado por Madonna, la estrella popular que es para las cámaras de televisión lo que la miel para los osos.
En octubre, centenares de millones de personas de todo el mundo se enteraron de la existencia de un niño de un año de edad de Malawi, llamado David. Un mes antes, muchos de esas personas nunca habían oído hablar –podemos afirmarlo sin miedo a equivocarnos- de su país natal, nación africana sin litoral de unos 13 millones de habitantes, que limita con Mozambique, Zambia y Tanzania. De repente, David pasó a ser el malawi mejor conocido en el mundo, porque tuvo la suerte de ser adoptado por Madonna, la estrella popular que es para las cámaras de televisión lo que la miel para los osos.