MADRID – Cuando Emmanuel Macron fue elegido presidente de Francia el año pasado, fue presentado como una suerte de salvador europeo, un joven valor que irrumpe en la escena política francesa justo a tiempo. Ahora muchos se preguntan, con una mezcla de alegría por la desgracia ajena y derrotismo, si la estrella de Macron no brilla demasiado -y, por tanto, está destinada a apagarse rápido-. Y aquí salta la alarma, este énfasis en el desempeño de Macron hasta el momento amenaza con eclipsar su mensaje crucial sobre el futuro de la democracia europea.
MADRID – Cuando Emmanuel Macron fue elegido presidente de Francia el año pasado, fue presentado como una suerte de salvador europeo, un joven valor que irrumpe en la escena política francesa justo a tiempo. Ahora muchos se preguntan, con una mezcla de alegría por la desgracia ajena y derrotismo, si la estrella de Macron no brilla demasiado -y, por tanto, está destinada a apagarse rápido-. Y aquí salta la alarma, este énfasis en el desempeño de Macron hasta el momento amenaza con eclipsar su mensaje crucial sobre el futuro de la democracia europea.