MADRID – En Europa, entra el otoño. Y con la llegada del frío aumentan el riesgo y la complejidad de la crisis energética del continente -una crisis de la que no se ve el final-. Aunque la subida de precios actual se le puede atribuir a la guerra en Ucrania, sus raíces son mucho más profundas. De hecho, la lamentable situación en la que nos hallamos es el resultado de la inacción de las autoridades europeas y de su visión de túnel; en concreto, de la falta de creación de una verdadera unión energética y del énfasis ideológico en el diseño e implementación del Pacto Verde Europeo -a coste de las necesarias dimensiones de seguridad y asequibilidad.
MADRID – En Europa, entra el otoño. Y con la llegada del frío aumentan el riesgo y la complejidad de la crisis energética del continente -una crisis de la que no se ve el final-. Aunque la subida de precios actual se le puede atribuir a la guerra en Ucrania, sus raíces son mucho más profundas. De hecho, la lamentable situación en la que nos hallamos es el resultado de la inacción de las autoridades europeas y de su visión de túnel; en concreto, de la falta de creación de una verdadera unión energética y del énfasis ideológico en el diseño e implementación del Pacto Verde Europeo -a coste de las necesarias dimensiones de seguridad y asequibilidad.