LONDRES – La Copa del Mundo ha concluido con su fanfarria habitual y gran parte del mundo, como suele suceder, no pudo evitar verse atrapado en la emoción de todo el evento -exactamente lo que Sepp Blatter quiere-. Blatter, el presidente de la FIFA, el ente organizador del Mundial, quiere que el brillo de un mes de juego emocionante corra un tupido velo sobre la corrupción y los acuerdos en bambalinas -y, más recientemente, el escándalo de las entradas- que han enturbiado su gestión.
LONDRES – La Copa del Mundo ha concluido con su fanfarria habitual y gran parte del mundo, como suele suceder, no pudo evitar verse atrapado en la emoción de todo el evento -exactamente lo que Sepp Blatter quiere-. Blatter, el presidente de la FIFA, el ente organizador del Mundial, quiere que el brillo de un mes de juego emocionante corra un tupido velo sobre la corrupción y los acuerdos en bambalinas -y, más recientemente, el escándalo de las entradas- que han enturbiado su gestión.