MILÁN – Algunos observadores interpretan que la guerra comercial iniciada contra China por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es una táctica de negociación dura, que está dirigida a obligar a los chinos a cumplir con las reglas de la Organización Mundial de Comercio y las normas occidentales de hacer negocios. Este punto de vista sostiene que, una vez que China cumpla con por lo menos algunas de las demandas de Trump, se restablecerá el compromiso económico mutuamente beneficioso entre estos dos países. No obstante, existen muchas razones para dudar de un escenario tan benigno. La larga guerra comercial entre China y Estados Unidos es realmente una manifestación de una colisión fundamental de dos sistemas.
MILÁN – Algunos observadores interpretan que la guerra comercial iniciada contra China por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es una táctica de negociación dura, que está dirigida a obligar a los chinos a cumplir con las reglas de la Organización Mundial de Comercio y las normas occidentales de hacer negocios. Este punto de vista sostiene que, una vez que China cumpla con por lo menos algunas de las demandas de Trump, se restablecerá el compromiso económico mutuamente beneficioso entre estos dos países. No obstante, existen muchas razones para dudar de un escenario tan benigno. La larga guerra comercial entre China y Estados Unidos es realmente una manifestación de una colisión fundamental de dos sistemas.