MILÁN – A medida que las nuevas tecnologías continúan cambiando drásticamente a las industrias, y asumen tareas que anteriormente realizaban los humanos, los trabajadores, a lo largo y ancho del mundo, temen por su futuro. Pero, lo que realmente evitará que nosotros, los humanos, compitamos eficazmente en el mercado laboral no son los robots propiamente dichos, sino nuestras propias mentes, con todos sus sesgos psicológicos y limitaciones cognitivas.
MILÁN – A medida que las nuevas tecnologías continúan cambiando drásticamente a las industrias, y asumen tareas que anteriormente realizaban los humanos, los trabajadores, a lo largo y ancho del mundo, temen por su futuro. Pero, lo que realmente evitará que nosotros, los humanos, compitamos eficazmente en el mercado laboral no son los robots propiamente dichos, sino nuestras propias mentes, con todos sus sesgos psicológicos y limitaciones cognitivas.