NUEVA YORK – Hace mucho tiempo que el Partido Republicano se ha envuelto en la bandera estadounidense, adjudicándose el título de defensor de la “libertad”. Cree que los individuos deberían ser libres para portar armas, espetar discursos de odio y evitar las vacunas y las mascarillas faciales. Lo mismo es válido para las corporaciones: aún si sus actividades destruyen el planeta y cambian el clima de manera permanente, se debería dejar que el “libre mercado” resolviera las cosas. Los bancos y otras instituciones financieras deberían “liberarse” de la regulación, aún si sus actividades hacen colapsar a toda la economía.
NUEVA YORK – Hace mucho tiempo que el Partido Republicano se ha envuelto en la bandera estadounidense, adjudicándose el título de defensor de la “libertad”. Cree que los individuos deberían ser libres para portar armas, espetar discursos de odio y evitar las vacunas y las mascarillas faciales. Lo mismo es válido para las corporaciones: aún si sus actividades destruyen el planeta y cambian el clima de manera permanente, se debería dejar que el “libre mercado” resolviera las cosas. Los bancos y otras instituciones financieras deberían “liberarse” de la regulación, aún si sus actividades hacen colapsar a toda la economía.