Durante las últimas décadas se ha arraigado un punto de vista simplista acerca de los fundamentos que gobiernan la teoría y la práctica del desarrollo. Sin rodeos, ese punto de vista sostiene que el crecimiento requiere de dos cosas: tecnología externa y buenas instituciones. No lograr crecer puede atribuirse a una de dos patologías, o a ambas. Llamemos a una la patología de "protección", en la que los gobiernos bloquean el progreso reduciendo el acceso a la tecnología y a la inversión extranjeras. La otra patología es la "corrupción", en donde los líderes políticos no son capaces de respetar los derechos de propiedad y el gobierno de la ley.
Durante las últimas décadas se ha arraigado un punto de vista simplista acerca de los fundamentos que gobiernan la teoría y la práctica del desarrollo. Sin rodeos, ese punto de vista sostiene que el crecimiento requiere de dos cosas: tecnología externa y buenas instituciones. No lograr crecer puede atribuirse a una de dos patologías, o a ambas. Llamemos a una la patología de "protección", en la que los gobiernos bloquean el progreso reduciendo el acceso a la tecnología y a la inversión extranjeras. La otra patología es la "corrupción", en donde los líderes políticos no son capaces de respetar los derechos de propiedad y el gobierno de la ley.