En América Latina, mucha gente vive con las manos extendidas. En todo el hemisferio, los gobiernos paternalistas acostumbran a sus pueblos a recibir apenas lo suficiente para sobrevivir, en lugar de participar en la sociedad. A lo largo y ancho de la región, los políticos que alguna vez Octavio Paz llamara los "ogros filantrópicos" crean clientes en vez de ciudadanos, pueblos que esperan en lugar de exigir.
En América Latina, mucha gente vive con las manos extendidas. En todo el hemisferio, los gobiernos paternalistas acostumbran a sus pueblos a recibir apenas lo suficiente para sobrevivir, en lugar de participar en la sociedad. A lo largo y ancho de la región, los políticos que alguna vez Octavio Paz llamara los "ogros filantrópicos" crean clientes en vez de ciudadanos, pueblos que esperan en lugar de exigir.