La Strada en Wall Street

VIENA – Los apologistas del neoliberalismo no sólo suponen que los estados deberían ser administrados como empresas, sino también que, en la medida de lo posible, no deberían intervenir en la economía. El mercado, insisten, se regula solo. Pero, hace más de 50 años, el premio Nobel Paul Samuelson contradijo esta idealización de los mercados en términos gráficos: la absoluta libertad para el mercado conducirá a que el perro de Rockefeller se tome la leche que un niño pobre necesita para un desarrollo saludable, no por un fracaso del mercado, sino porque “los bienes van a parar a manos de quienes pagan más por ellos”.

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