WASHINGTON, D.C. – El Banco Mundial se ha fijado dos nuevos objetivos: acabar con la pobreza extrema y crónica en el mundo de aquí a 2030 y fomentar la prosperidad compartida, definida mediante los avances del 40 por ciento más pobre de la población en todas las sociedades. Ahora que el Grupo de Trabajo Abierto sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha hecho suyo el objetivo antipobreza, el debate sobre cómo lograrlo ha reavivado la vieja pregunta: ¿acabarán los beneficios del crecimiento económico revirtiendo en toda la población por sí solos o harán falta políticas redistributivas específicas?
WASHINGTON, D.C. – El Banco Mundial se ha fijado dos nuevos objetivos: acabar con la pobreza extrema y crónica en el mundo de aquí a 2030 y fomentar la prosperidad compartida, definida mediante los avances del 40 por ciento más pobre de la población en todas las sociedades. Ahora que el Grupo de Trabajo Abierto sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Asamblea General de las Naciones Unidas ha hecho suyo el objetivo antipobreza, el debate sobre cómo lograrlo ha reavivado la vieja pregunta: ¿acabarán los beneficios del crecimiento económico revirtiendo en toda la población por sí solos o harán falta políticas redistributivas específicas?