NUEVA YORK – La horrible epidemia de ébola en al menos cuatro países del oeste africano (Guinea, Liberia, Sierra Leona, y Nigeria) no solo requiere una respuesta de emergencia para detener el brote, es además un llamado a repensar algunos supuestos básicos sobre la salud pública mundial. Vivimos en una era de enfermedades infecciosas que aparecen, reaparecen y pueden diseminarse rápidamente a través de las redes mundiales. Necesitamos entonces un sistema mundial acorde a esta realidad para el control de las enfermedades. Afortunadamente, está a nuestro alcance si invertimos adecuadamente.
NUEVA YORK – La horrible epidemia de ébola en al menos cuatro países del oeste africano (Guinea, Liberia, Sierra Leona, y Nigeria) no solo requiere una respuesta de emergencia para detener el brote, es además un llamado a repensar algunos supuestos básicos sobre la salud pública mundial. Vivimos en una era de enfermedades infecciosas que aparecen, reaparecen y pueden diseminarse rápidamente a través de las redes mundiales. Necesitamos entonces un sistema mundial acorde a esta realidad para el control de las enfermedades. Afortunadamente, está a nuestro alcance si invertimos adecuadamente.