PARÍS – Los banqueros centrales suelen sentirse orgullosos de ser aburridos. Este no es el caso de Mario Draghi. Hace dos años, en julio de 2012, Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, tomó a todos por sorpresa con su anuncio de que iba a hacer “lo que fuese necesario” para salvar el euro. El efecto fue dramático. Este pasado mes de agosto, utilizó la reunión anual de banqueros centrales en Jackson Hole, Wyoming, para dejar caer otra bomba.
PARÍS – Los banqueros centrales suelen sentirse orgullosos de ser aburridos. Este no es el caso de Mario Draghi. Hace dos años, en julio de 2012, Draghi, el presidente del Banco Central Europeo, tomó a todos por sorpresa con su anuncio de que iba a hacer “lo que fuese necesario” para salvar el euro. El efecto fue dramático. Este pasado mes de agosto, utilizó la reunión anual de banqueros centrales en Jackson Hole, Wyoming, para dejar caer otra bomba.