Tres años después

MADRID – El 17 de diciembre de 2010 Mohamed Bouazizi se quemaba a lo bonzo en Sidi Bouzid, Túnez. Era el principio de las revueltas árabes. Si tenemos en cuenta que hace ya 25 años comenzaba una larga transición hacia la democracia –todavía inacabada– para países como Bosnia o Ucrania, sumida hoy en una peligrosa espiral de violencia, tres años es un suspiro histórico. Los cambios, sin embargo, ya son de gran calado y la región avanza aunque con destino incierto. De la misma manera que ha sucedido en otros lugares del mundo, el norte de África, Oriente Próximo y Oriente Medio necesitan tiempo para llegar a la meta de la democracia y el pluralismo. Lo conseguirán, pero no en tres años.

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