TOKIO – Al aproximarse el 70° aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial ha habido muchos debates – y lamentos – sobre el resurgimiento de las fricciones históricas en Asia oriental. No obstante, las recientes tensiones en la región pueden reflejar en parte la falta de progreso en otra esfera, que ha quedado olvidada: la reforma constitucional japonesa. En efecto, a pesar de la impotencia que quedó tan claramente de manifiesto con la decapitación de dos rehenes japoneses a manos del Estado Islámico, Japón no ha adoptado una sola enmienda a la “constitución de la paz” que le impusieron las fuerzas estadounidenses de ocupación en 1947.
TOKIO – Al aproximarse el 70° aniversario de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial ha habido muchos debates – y lamentos – sobre el resurgimiento de las fricciones históricas en Asia oriental. No obstante, las recientes tensiones en la región pueden reflejar en parte la falta de progreso en otra esfera, que ha quedado olvidada: la reforma constitucional japonesa. En efecto, a pesar de la impotencia que quedó tan claramente de manifiesto con la decapitación de dos rehenes japoneses a manos del Estado Islámico, Japón no ha adoptado una sola enmienda a la “constitución de la paz” que le impusieron las fuerzas estadounidenses de ocupación en 1947.