BRUSELAS – Europa acaba de atravesar otras dos difíciles pruebas. Los votantes austríacos rechazaron la posibilidad de que la Unión Europea tuviera su primer jefe de Estado ultraderechista, pero los italianos propinaron un rotundo no a su gobierno y abrieron el camino para la llegada al poder de fuerzas populistas. Si a eso le sumamos el Brexit, todavía por concretarse, y el aún deslucido desempeño económico de la eurozona, la supervivencia de la moneda común dista de estar garantizada.
BRUSELAS – Europa acaba de atravesar otras dos difíciles pruebas. Los votantes austríacos rechazaron la posibilidad de que la Unión Europea tuviera su primer jefe de Estado ultraderechista, pero los italianos propinaron un rotundo no a su gobierno y abrieron el camino para la llegada al poder de fuerzas populistas. Si a eso le sumamos el Brexit, todavía por concretarse, y el aún deslucido desempeño económico de la eurozona, la supervivencia de la moneda común dista de estar garantizada.