PARÍS – Resulta difícil no asombrarse ante el contraste entre la energía de la economía y la sociedad civil –similares a las “asiáticas”- de Israel y el carácter puramente defensivo de su actitud ante el cambio político, tanto dentro como fuera del país. Una ley reciente prohíbe a los ciudadanos israelíes apoyar boicoteos occidentales encaminados a abandonar las políticas del país en materia de asentamientos y respaldar un Estado palestino independiente. Mientras que Israel nunca ha estado tan próspero, dinámico y seguro de sí mismo, tampoco ha estado nunca tan aislado internacionalmente.
PARÍS – Resulta difícil no asombrarse ante el contraste entre la energía de la economía y la sociedad civil –similares a las “asiáticas”- de Israel y el carácter puramente defensivo de su actitud ante el cambio político, tanto dentro como fuera del país. Una ley reciente prohíbe a los ciudadanos israelíes apoyar boicoteos occidentales encaminados a abandonar las políticas del país en materia de asentamientos y respaldar un Estado palestino independiente. Mientras que Israel nunca ha estado tan próspero, dinámico y seguro de sí mismo, tampoco ha estado nunca tan aislado internacionalmente.