Hace diez años, Samuel Huntington afirmó que las divisiones de la política mundial en la era de la posguerra fría son fundamentalmente culturales, un ''choque entre civilizaciones'' definido por cinco o seis zonas culturales principales que pueden coexistir en ocasiones pero que nunca convergirán porque no tienen valores compartidos. Una implicación de este argumento es que los ataques terroristas del 11 de septiembre y la respuesta encabezada por los EU deben verse como parte de una lucha civilizacional más amplia entre el Islam y Occidente. Otra es que lo que nosotros en Occidente consideramos como derechos humanos universales son simplemente un producto de la cultura europea, inaplicable a aquéllos que no comparten esta tradición.
Hace diez años, Samuel Huntington afirmó que las divisiones de la política mundial en la era de la posguerra fría son fundamentalmente culturales, un ''choque entre civilizaciones'' definido por cinco o seis zonas culturales principales que pueden coexistir en ocasiones pero que nunca convergirán porque no tienen valores compartidos. Una implicación de este argumento es que los ataques terroristas del 11 de septiembre y la respuesta encabezada por los EU deben verse como parte de una lucha civilizacional más amplia entre el Islam y Occidente. Otra es que lo que nosotros en Occidente consideramos como derechos humanos universales son simplemente un producto de la cultura europea, inaplicable a aquéllos que no comparten esta tradición.