WASHINGTON, D.C. – Mientras Occidente intensifica su presión económica al Irán para que ponga fin a su empeño de fabricar armas nucleares, los gobernantes de la República Islámica no se han quedado cruzados de brazos. Como el Irán carece del poder blando y la capacidad económica para contrarrestar la presión occidental, es probable que sus dirigentes recurran a amenazas e incluso a la fuerza para impedir que Occidente adopte medidas más severas, como lo demuestra el reciente ataque a la embajada británica en Teherán.
WASHINGTON, D.C. – Mientras Occidente intensifica su presión económica al Irán para que ponga fin a su empeño de fabricar armas nucleares, los gobernantes de la República Islámica no se han quedado cruzados de brazos. Como el Irán carece del poder blando y la capacidad económica para contrarrestar la presión occidental, es probable que sus dirigentes recurran a amenazas e incluso a la fuerza para impedir que Occidente adopte medidas más severas, como lo demuestra el reciente ataque a la embajada británica en Teherán.