Los círculos liberales progresistas han recibido con burla, e incluso con desprecio, la exigencia de que el preámbulo a la Constitución de la Unión Europea incluya una referencia a Dios y/o a las "raíces cristianas" de Europa. Se dice que una referencia de ese tipo iría en contra de la tradición constitucional común europea de neutralidad del Estado en asuntos religiosos. También infringiría el compromiso político con una sociedad tolerante y multicultural. Pero lo opuesto es lo cierto: una referencia a Dios es tanto constitucionalmente permisible como políticamente indispensable.
Los círculos liberales progresistas han recibido con burla, e incluso con desprecio, la exigencia de que el preámbulo a la Constitución de la Unión Europea incluya una referencia a Dios y/o a las "raíces cristianas" de Europa. Se dice que una referencia de ese tipo iría en contra de la tradición constitucional común europea de neutralidad del Estado en asuntos religiosos. También infringiría el compromiso político con una sociedad tolerante y multicultural. Pero lo opuesto es lo cierto: una referencia a Dios es tanto constitucionalmente permisible como políticamente indispensable.