LUXEMBURGO – Las mujeres representan el 43% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, pero representan únicamente alrededor del 7% de la inversión en el sector. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación: invertir más en las agricultoras podría aumentar los rendimientos agrícolas hasta en un 30%, casi lo suficiente para compensar la disminución de la producción que se espera que ocurra hasta el año 2030 debido al cambio climático.
Este es sólo un ejemplo de cómo el clima y el género están profundamente entrelazados. Los medios de vida de las mujeres con frecuencia dependen de los bosques, ríos, lagos y océanos, y su conocimiento de estos recursos podría ser la punta de lanza de los esfuerzos de conservación. Al mismo tiempo, las mujeres sufren más que los hombres a consecuencia del cambio climático, porque ellas suelen ser más pobres y a menudo carecen de los medios económicos para recuperarse de inundaciones, olas de calor o incendios forestales.
Pero, a pesar de que el cambio climático afecta profundamente la vida de las mujeres, los debates o las iniciativas políticas de alto nivel sobre el clima rara vez tienen en cuenta las condiciones, necesidades y puntos de vista de las mujeres. Esto es injusto y miope. Para alcanzar el éxito, los proyectos climáticos necesitan el aporte de las mujeres, debido al enorme papel que ellas desempeñan como consumidoras, líderes comunitarias, trabajadoras, y emprendedoras.
Ya sabemos que invertir en las mujeres es un buen negocio. Las empresas en las que las mujeres ocupan al menos la mitad de los puestos de dirección tienen un mayor crecimiento de sus ventas, son más rentables y generan un mayor rendimiento de sus activos. Y como las mujeres toman aproximadamente el 80% de las decisiones de compra que realizan los consumidores, las empresas con una mayor representación femenina a menudo elaboran productos que se venden mejor.
Sin embargo, invertir en las mujeres también tiene sentido desde el punto de vista climático. Las mujeres son más propensas que los hombres a iniciar negocios centrados en la sostenibilidad. Es probable que las empresas con mujeres en sus juntas directivas mejoren la eficiencia energética, reduzcan los costos e inviertan en la generación de energía renovable. De manera similar, las empresas que incrementaron la representación femenina en sus juntas directivas durante un período de cinco años tuvieron un 60% más de probabilidades de reducir la intensidad de su consumo de energía, un 39% más de probabilidades de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y un 46% más de probabilidades de reducir su uso del agua.
Un número creciente de inversores evalúan a las empresas no sólo en función de sus rendimientos financieros, sino también ponen su mirada sobre los compromisos medioambientales y de biodiversidad que dichas empresas asumen, así como en sus esfuerzos para promover la igualdad de género. EcoEnterprises, una firma de inversión en biodiversidad con sede en América Latina, está aprovechando ese interés de los inversores. Tiene un sólido historial respecto a brindar ayuda para que las empresas ambientalmente sostenibles en la región expandan sus operaciones y proporcionen oportunidades económicas para las mujeres en zonas rurales.
Además, EcoEnterprises es de propiedad de, y está dirigida por, una mujer: Tammy Newmark, y el equipo directivo de EcoEnterprises es casi enteramente femenino. La firma ha recaudado dinero para tres fondos de inversión hasta la fecha. El tercer fondo (en el que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha invertido alrededor de $20 millones de dólares) destinará el 15% de su capital a inversiones en empresas de propiedad de mujeres o dirigidas por mujeres, e impulsará a que las empresas que conforman su cartera empleen a mujeres en el 50% de los puestos de trabajo. Estos objetivos se traducen en que el fondo califique para el 2X Challenge, una iniciativa global apoyada por el BEI desde sus inicios, que tiene como objetivo recaudar $15 mil millones de dólares para mejorar la participación económica de las mujeres.
Un huerto orgánico en Colombia, una de las empresas en las que EcoEnterprises invirtió, contrata mujeres para reequilibrar su fuerza laboral dominada por hombres y ascendió a dos mujeres a puestos sénior, una de ellas a jefa de recursos humanos y la otra a directora de operaciones. EcoEnterprises también ha invertido en una empresa cuyos negocios crecen rápidamente: Ecoflora Cares, un productor colombiano de colorantes naturales amigables con el medio ambiente para los sectores de alimentos y cuidado personal. Fundada por Sandra Zapata, la empresa está activamente expandiendo su red de suministro para incluir a más mujeres.
Tales inversiones muestran cómo la diversidad biológica y la igualdad de género pueden complementarse naturalmente. Centrarse en los dos objetivos juntos mejora el impacto de un proyecto mientras que a la par reduce el riesgo.
Los proyectos de cambio climático, si se los lleva a cabo de manera adecuada, podrían brindar una oportunidad única para invertir en el potencial de las mujeres. Se espera que la transición económica verde cree millones de empleos en los próximos años. Velar a favor de que las mujeres tengan las habilidades para aprovechar esas nuevas oportunidades podría ayudar a reducir las persistentes desigualdades en el mercado laboral y las brechas de género en los ingresos. No obstante, brindar a las mujeres esta oportunidad requiere la integración de políticas que tomen en cuenta los asuntos de género en todos los aspectos de la contratación y promoción laboral.
Del mismo modo, el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas depende de la mejora de las oportunidades y la participación económica de las mujeres en todo el mundo. Tomando conciencia de esta necesidad, el BEI incorpora cada vez más los asuntos de género, tejiéndolos dentro sus proyectos. Desde el año 2019 hemos estado aplicando los criterios de 2X Challenge a nuestras inversiones (estos criterios definen los niveles de empleo femenino e inversiones en empresas propiedad de, y dirigidas por, mujeres). Estos puntos de referencia acordados internacionalmente ayudan al BEI y a nuestros socios a medir mejor nuestro impacto en materia género y a evaluar qué es lo que funciona mejor.
De manera adicional, el BEI ha desarrollado recientemente una guía para la financiación climática inteligente con enfoque de género junto con el Grupo CDC, la institución de financiamiento para el desarrollo del Reino Unido, y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. La guía, compilada en representación del Grupo de Trabajo sobre el financiamiento de asuntos de género y climáticos del “2X Gender Challenge”, proporciona a los inversores herramientas para integrar a las mujeres en las inversiones climáticas.
“Cerrar la brecha de género no es solamente una cuestión de justicia para las mujeres y las niñas, es un cambio radical para la humanidad”, señaló recientemente el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Al dirigir los recursos climáticos de manera eficaz, el mundo podría lograr avances significativos, y simultáneos, en la lucha contra el calentamiento global y la desigualdad de género.
Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos
LUXEMBURGO – Las mujeres representan el 43% de la fuerza laboral agrícola en los países en desarrollo, pero representan únicamente alrededor del 7% de la inversión en el sector. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación: invertir más en las agricultoras podría aumentar los rendimientos agrícolas hasta en un 30%, casi lo suficiente para compensar la disminución de la producción que se espera que ocurra hasta el año 2030 debido al cambio climático.
Este es sólo un ejemplo de cómo el clima y el género están profundamente entrelazados. Los medios de vida de las mujeres con frecuencia dependen de los bosques, ríos, lagos y océanos, y su conocimiento de estos recursos podría ser la punta de lanza de los esfuerzos de conservación. Al mismo tiempo, las mujeres sufren más que los hombres a consecuencia del cambio climático, porque ellas suelen ser más pobres y a menudo carecen de los medios económicos para recuperarse de inundaciones, olas de calor o incendios forestales.
Pero, a pesar de que el cambio climático afecta profundamente la vida de las mujeres, los debates o las iniciativas políticas de alto nivel sobre el clima rara vez tienen en cuenta las condiciones, necesidades y puntos de vista de las mujeres. Esto es injusto y miope. Para alcanzar el éxito, los proyectos climáticos necesitan el aporte de las mujeres, debido al enorme papel que ellas desempeñan como consumidoras, líderes comunitarias, trabajadoras, y emprendedoras.
Ya sabemos que invertir en las mujeres es un buen negocio. Las empresas en las que las mujeres ocupan al menos la mitad de los puestos de dirección tienen un mayor crecimiento de sus ventas, son más rentables y generan un mayor rendimiento de sus activos. Y como las mujeres toman aproximadamente el 80% de las decisiones de compra que realizan los consumidores, las empresas con una mayor representación femenina a menudo elaboran productos que se venden mejor.
Sin embargo, invertir en las mujeres también tiene sentido desde el punto de vista climático. Las mujeres son más propensas que los hombres a iniciar negocios centrados en la sostenibilidad. Es probable que las empresas con mujeres en sus juntas directivas mejoren la eficiencia energética, reduzcan los costos e inviertan en la generación de energía renovable. De manera similar, las empresas que incrementaron la representación femenina en sus juntas directivas durante un período de cinco años tuvieron un 60% más de probabilidades de reducir la intensidad de su consumo de energía, un 39% más de probabilidades de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y un 46% más de probabilidades de reducir su uso del agua.
Un número creciente de inversores evalúan a las empresas no sólo en función de sus rendimientos financieros, sino también ponen su mirada sobre los compromisos medioambientales y de biodiversidad que dichas empresas asumen, así como en sus esfuerzos para promover la igualdad de género. EcoEnterprises, una firma de inversión en biodiversidad con sede en América Latina, está aprovechando ese interés de los inversores. Tiene un sólido historial respecto a brindar ayuda para que las empresas ambientalmente sostenibles en la región expandan sus operaciones y proporcionen oportunidades económicas para las mujeres en zonas rurales.
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Además, EcoEnterprises es de propiedad de, y está dirigida por, una mujer: Tammy Newmark, y el equipo directivo de EcoEnterprises es casi enteramente femenino. La firma ha recaudado dinero para tres fondos de inversión hasta la fecha. El tercer fondo (en el que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha invertido alrededor de $20 millones de dólares) destinará el 15% de su capital a inversiones en empresas de propiedad de mujeres o dirigidas por mujeres, e impulsará a que las empresas que conforman su cartera empleen a mujeres en el 50% de los puestos de trabajo. Estos objetivos se traducen en que el fondo califique para el 2X Challenge, una iniciativa global apoyada por el BEI desde sus inicios, que tiene como objetivo recaudar $15 mil millones de dólares para mejorar la participación económica de las mujeres.
Un huerto orgánico en Colombia, una de las empresas en las que EcoEnterprises invirtió, contrata mujeres para reequilibrar su fuerza laboral dominada por hombres y ascendió a dos mujeres a puestos sénior, una de ellas a jefa de recursos humanos y la otra a directora de operaciones. EcoEnterprises también ha invertido en una empresa cuyos negocios crecen rápidamente: Ecoflora Cares, un productor colombiano de colorantes naturales amigables con el medio ambiente para los sectores de alimentos y cuidado personal. Fundada por Sandra Zapata, la empresa está activamente expandiendo su red de suministro para incluir a más mujeres.
Tales inversiones muestran cómo la diversidad biológica y la igualdad de género pueden complementarse naturalmente. Centrarse en los dos objetivos juntos mejora el impacto de un proyecto mientras que a la par reduce el riesgo.
Los proyectos de cambio climático, si se los lleva a cabo de manera adecuada, podrían brindar una oportunidad única para invertir en el potencial de las mujeres. Se espera que la transición económica verde cree millones de empleos en los próximos años. Velar a favor de que las mujeres tengan las habilidades para aprovechar esas nuevas oportunidades podría ayudar a reducir las persistentes desigualdades en el mercado laboral y las brechas de género en los ingresos. No obstante, brindar a las mujeres esta oportunidad requiere la integración de políticas que tomen en cuenta los asuntos de género en todos los aspectos de la contratación y promoción laboral.
Del mismo modo, el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas depende de la mejora de las oportunidades y la participación económica de las mujeres en todo el mundo. Tomando conciencia de esta necesidad, el BEI incorpora cada vez más los asuntos de género, tejiéndolos dentro sus proyectos. Desde el año 2019 hemos estado aplicando los criterios de 2X Challenge a nuestras inversiones (estos criterios definen los niveles de empleo femenino e inversiones en empresas propiedad de, y dirigidas por, mujeres). Estos puntos de referencia acordados internacionalmente ayudan al BEI y a nuestros socios a medir mejor nuestro impacto en materia género y a evaluar qué es lo que funciona mejor.
De manera adicional, el BEI ha desarrollado recientemente una guía para la financiación climática inteligente con enfoque de género junto con el Grupo CDC, la institución de financiamiento para el desarrollo del Reino Unido, y el Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo. La guía, compilada en representación del Grupo de Trabajo sobre el financiamiento de asuntos de género y climáticos del “2X Gender Challenge”, proporciona a los inversores herramientas para integrar a las mujeres en las inversiones climáticas.
“Cerrar la brecha de género no es solamente una cuestión de justicia para las mujeres y las niñas, es un cambio radical para la humanidad”, señaló recientemente el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Al dirigir los recursos climáticos de manera eficaz, el mundo podría lograr avances significativos, y simultáneos, en la lucha contra el calentamiento global y la desigualdad de género.
Traducción del inglés: Rocío L. Barrientos