CAMBRIDGE – Aunque Donald Trump haya despreciado a las instituciones internacionales, su presidencia ha sido para el mundo un recordatorio de la importancia de su eficacia y resiliencia. En la elección de 2016, Trump hizo campaña con el argumento de que las instituciones multilaterales de la posguerra permitieron a otros países beneficiarse a costa de Estados Unidos. Aunque Trump no basó su atractivo populista solamente en la política exterior, supo vincularla con el resentimiento interno, atribuyendo los problemas económicos a «malos» acuerdos comerciales con países como México y China y a la competencia laboral de los inmigrantes. Al orden internacional liberal de posguerra se lo presentó como el malo de la película.
CAMBRIDGE – Aunque Donald Trump haya despreciado a las instituciones internacionales, su presidencia ha sido para el mundo un recordatorio de la importancia de su eficacia y resiliencia. En la elección de 2016, Trump hizo campaña con el argumento de que las instituciones multilaterales de la posguerra permitieron a otros países beneficiarse a costa de Estados Unidos. Aunque Trump no basó su atractivo populista solamente en la política exterior, supo vincularla con el resentimiento interno, atribuyendo los problemas económicos a «malos» acuerdos comerciales con países como México y China y a la competencia laboral de los inmigrantes. Al orden internacional liberal de posguerra se lo presentó como el malo de la película.