NUEVA YORK – La creciente inflación en Estados Unidos y en todo el mundo está obligando a los inversores a evaluar los posibles efectos tanto en los activos “riesgosos” (generalmente acciones) como en los activos “seguros” (como los bonos del Tesoro de Estados Unidos). El consejo de inversión tradicional es asignar fondos según la regla de 60/40: 60% de la cartera debería estar en acciones de más alto retorno pero más volátiles y el 40% debería estar en bonos de menor retorno y menos volatilidad. El razonamiento es que los precios de las acciones y los bonos por lo general están correlacionados negativamente (cuando uno sube, el otro baja), de manera que esta combinación equilibrará los riesgos y retornos de una cartera.
NUEVA YORK – La creciente inflación en Estados Unidos y en todo el mundo está obligando a los inversores a evaluar los posibles efectos tanto en los activos “riesgosos” (generalmente acciones) como en los activos “seguros” (como los bonos del Tesoro de Estados Unidos). El consejo de inversión tradicional es asignar fondos según la regla de 60/40: 60% de la cartera debería estar en acciones de más alto retorno pero más volátiles y el 40% debería estar en bonos de menor retorno y menos volatilidad. El razonamiento es que los precios de las acciones y los bonos por lo general están correlacionados negativamente (cuando uno sube, el otro baja), de manera que esta combinación equilibrará los riesgos y retornos de una cartera.