PARÍS – Vivimos en el Oscurantismo de las estadísticas sobre desigualdad. Más de diez años después de la “Gran Recesión”, los gobiernos todavía no pueden rastrear con precisión la evolución del ingreso y la riqueza. Las agencias de estadísticas producen estadísticas del crecimiento del ingreso para la población en general (cuentas nacionales), pero no para la “clase media”, la “clase trabajadora” o el 1% y 0,1% más rico. En un momento en que Google, Facebook, Visa, Mastercard y otras corporaciones internacionales conocen detalles íntimos sobre nuestras vidas privadas, los gobiernos todavía no capturan, mucho menos publican, las estadísticas más básicas relacionadas a la distribución del ingreso y la riqueza.
PARÍS – Vivimos en el Oscurantismo de las estadísticas sobre desigualdad. Más de diez años después de la “Gran Recesión”, los gobiernos todavía no pueden rastrear con precisión la evolución del ingreso y la riqueza. Las agencias de estadísticas producen estadísticas del crecimiento del ingreso para la población en general (cuentas nacionales), pero no para la “clase media”, la “clase trabajadora” o el 1% y 0,1% más rico. En un momento en que Google, Facebook, Visa, Mastercard y otras corporaciones internacionales conocen detalles íntimos sobre nuestras vidas privadas, los gobiernos todavía no capturan, mucho menos publican, las estadísticas más básicas relacionadas a la distribución del ingreso y la riqueza.