Los líderes en todo el mundo parecen estar convencidos de que si se permite que la desigualdad y la falta de una mayor participación en el crecimiento económico continúen, éstas conducirán a la discordia social e incluso a la violencia. ¿Pero es la desigualdad el problema real?
Los líderes en todo el mundo parecen estar convencidos de que si se permite que la desigualdad y la falta de una mayor participación en el crecimiento económico continúen, éstas conducirán a la discordia social e incluso a la violencia. ¿Pero es la desigualdad el problema real?