NUEVA DELHI – En el mes de septiembre, el afable primer ministro de la India, Manmohan Singh, cumplió 80 años. Este fue el momento en el que dio vuelta una página: después de que durante meses cada crítico con una tribuna improvisada lo ridiculizó por su indecisión, debilidad y por presidir la “parálisis de políticas”, mientras que supuestamente sus colegas corruptos en el gobierno se llevaban la plata del país, Singh audazmente tomó la iniciativa. Una serie de anuncios de reforma, y un poco de comunicación franca con el público, han puesto de relieve su nuevo mensaje: “yo estoy a cargo”.
NUEVA DELHI – En el mes de septiembre, el afable primer ministro de la India, Manmohan Singh, cumplió 80 años. Este fue el momento en el que dio vuelta una página: después de que durante meses cada crítico con una tribuna improvisada lo ridiculizó por su indecisión, debilidad y por presidir la “parálisis de políticas”, mientras que supuestamente sus colegas corruptos en el gobierno se llevaban la plata del país, Singh audazmente tomó la iniciativa. Una serie de anuncios de reforma, y un poco de comunicación franca con el público, han puesto de relieve su nuevo mensaje: “yo estoy a cargo”.