CHENNAI – El año pasado, una maestra de 30 años de edad con una infección sanguínea grave acudió a mi sala de emergencias en busca de tratamiento. La mujer tenía un historial de visitas a clínicas locales por una persistente infección torácica con fiebre, y cuando la examiné, recibía quimioterapia para un cáncer sanguíneo.
CHENNAI – El año pasado, una maestra de 30 años de edad con una infección sanguínea grave acudió a mi sala de emergencias en busca de tratamiento. La mujer tenía un historial de visitas a clínicas locales por una persistente infección torácica con fiebre, y cuando la examiné, recibía quimioterapia para un cáncer sanguíneo.