NUEVA DELHI – El año pasado se marcó un hito en cuanto a las relaciones de género. El movimiento #MeToo sacudió a las élites dominantes alrededor de todo el mundo, obligando incluso a que hombres poderosos enfrenten el escrutinio público por su comportamiento respecto a las mujeres. Pero, a pesar de una reacción negativa patriarcal, el movimiento no muestra señales de estarse aminorando: el 1 de enero, en Kerala, Estado de la India, una cifra estimada de cinco millones de mujeres formaron una cadena humana – o “muro de las mujeres” – que se extendió a lo largo de 400 millas del Estado, con el propósito de demostrar su compromiso con la lucha por la igualdad de género.
NUEVA DELHI – El año pasado se marcó un hito en cuanto a las relaciones de género. El movimiento #MeToo sacudió a las élites dominantes alrededor de todo el mundo, obligando incluso a que hombres poderosos enfrenten el escrutinio público por su comportamiento respecto a las mujeres. Pero, a pesar de una reacción negativa patriarcal, el movimiento no muestra señales de estarse aminorando: el 1 de enero, en Kerala, Estado de la India, una cifra estimada de cinco millones de mujeres formaron una cadena humana – o “muro de las mujeres” – que se extendió a lo largo de 400 millas del Estado, con el propósito de demostrar su compromiso con la lucha por la igualdad de género.