NUEVA DELHI – En un país cuya política se ha vuelto tóxica y casi todo (desde los fuegos de artificio de los festivales al manejo de los animales) adquirió un tinte religioso “comunal”, tal vez no sea sorprendente que hasta uno de los monumentos más famosos del mundo se haya vuelto blanco de ataque. Pero no por eso deja de ser un hecho trágico y destructivo.
NUEVA DELHI – En un país cuya política se ha vuelto tóxica y casi todo (desde los fuegos de artificio de los festivales al manejo de los animales) adquirió un tinte religioso “comunal”, tal vez no sea sorprendente que hasta uno de los monumentos más famosos del mundo se haya vuelto blanco de ataque. Pero no por eso deja de ser un hecho trágico y destructivo.