Hace un siglo y medio, Karl Marx predijo de manera sombría y exuberante a la vez que el capitalismo moderno de cuya evolución era testigo sería incapaz de producir una distribución aceptable del ingreso. Argumentó que la riqueza aumentaría, pero que beneficiaría sólo a unos pocos: el bosque de brazos alzados buscando trabajo se haría cada vez más denso, mientras que los brazos mismos se volverían cada vez más delgados. Esta injusticia causaría revueltas y revolución, lo que su vez crearía un sistema nuevo, mejor, más justo, más próspero y mucho más igualitario.
Hace un siglo y medio, Karl Marx predijo de manera sombría y exuberante a la vez que el capitalismo moderno de cuya evolución era testigo sería incapaz de producir una distribución aceptable del ingreso. Argumentó que la riqueza aumentaría, pero que beneficiaría sólo a unos pocos: el bosque de brazos alzados buscando trabajo se haría cada vez más denso, mientras que los brazos mismos se volverían cada vez más delgados. Esta injusticia causaría revueltas y revolución, lo que su vez crearía un sistema nuevo, mejor, más justo, más próspero y mucho más igualitario.