OXFORD/SHANGHÁI – En la actualidad, muchos de los furiosos debates sobre inmigración que se extienden a lo largo de todo el mundo reflejan la errónea suposición de que admitir el ingreso de inmigrantes es un acto de generosidad – y, a su vez, un acto muy costoso. Sin embargo, muy al contrario de constituirse en una carga económica, los inmigrantes representan una gran oportunidad económica para los países de destino. Los países que adoptan un enfoque reflexivo y de largo plazo con respecto a la inmigración pueden capturar beneficios grandes y tangibles.
OXFORD/SHANGHÁI – En la actualidad, muchos de los furiosos debates sobre inmigración que se extienden a lo largo de todo el mundo reflejan la errónea suposición de que admitir el ingreso de inmigrantes es un acto de generosidad – y, a su vez, un acto muy costoso. Sin embargo, muy al contrario de constituirse en una carga económica, los inmigrantes representan una gran oportunidad económica para los países de destino. Los países que adoptan un enfoque reflexivo y de largo plazo con respecto a la inmigración pueden capturar beneficios grandes y tangibles.