PARÍS – Alcanzar un equilibrio entre la responsabilidad social corporativa (RSC), que implica una visión de largo plazo de la manera en que las empresas pueden aportar a un bien social mayor, y sus operaciones cotidianas resulta una tarea formidable. Para entender esta dinámica y los retos que supone, haríamos bien en dejar a un lado las hojas de cálculo y observar en detalle una obra maestra del Renacimiento Flamenco: Paisaje con la Caída de Ícaro, atribuido a Pieter Bruegel el Viejo. Vista desde la perspectiva adecuada, la versión de este pintor del antiguo mito griego de Dédalo y su hijo Ícaro nos da una visión única sobre los excesos de la economía de mercado, así como las recientes iniciativas para ponerles límite.
PARÍS – Alcanzar un equilibrio entre la responsabilidad social corporativa (RSC), que implica una visión de largo plazo de la manera en que las empresas pueden aportar a un bien social mayor, y sus operaciones cotidianas resulta una tarea formidable. Para entender esta dinámica y los retos que supone, haríamos bien en dejar a un lado las hojas de cálculo y observar en detalle una obra maestra del Renacimiento Flamenco: Paisaje con la Caída de Ícaro, atribuido a Pieter Bruegel el Viejo. Vista desde la perspectiva adecuada, la versión de este pintor del antiguo mito griego de Dédalo y su hijo Ícaro nos da una visión única sobre los excesos de la economía de mercado, así como las recientes iniciativas para ponerles límite.